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Buffon, parando un penalti (FOTO: Cordon Press)
Ya en el primer encuentro de la fase de grupos frente a España, Italia mostró una gran evolución respecto a aquella selección dirigida por Lippi que ni siquiera alcanzó los octavos de final del Mundial de Sudáfrica. Frente a La Roja, el cuadro azzurri se alejó de su estilo más clásico y tradicional, el catenaccio, y apostó por un fútbol más asociativo y ofensivo. Aun así, el sistema implantado por Cesare Prandelli aún estaba verde. Debía madurar. Ante Croacia cogió más forma y frente a Irlanda se consolidó.
Con todo, se plantaba el cuadro azulado en los cuartos de final como segunda clasificada de grupo C. Delante estaba una Inglaterra con pocas estrellas pero muy efectiva en la primera ronda. El partido comenzó sin un dominador claro y con muchas idas y venidas, algo que sería constante a lo largo del primer tiempo. Aun así, fue el combinado transalpino el que gozó de las mejores ocasiones en el primer tiempo. De Rossi envió a los cuatro minutos un espectacular remate a la madera y con el paso de los minutos tuvo que hacer acto de presencia Hart, que se vio obligado a intervenir en distintas ocasiones.
De todos modos, Inglaterra no se amedrentó y respondió con llegadas ciertamente peligrosas. Rooney fue el encargado de dirigir la ofensiva inglesa, aunque sus remates no vieron puerta. Se llegaba al descanso con las tablas en el marcador, pese a que ambas escuadras gozaron de distintas oportunidades. Con la reanudación, saltó Inglaterra con mucha garra, pero Italia supo domar a la fiera y volvió a hacerse con el dominio del balón y del encuentro. Aun así y pese a borrar al cuadro inglés del mapa, el combinado transalpino no logró introducir el balón en el arco de Hart en todo el segundo tiempo. Por su parte, el cuadro británico tenía depositadas sus esperanzas en la prórroga e incluso en los penaltis.
Con el resultado inicial se llegó al final de los 90 minutos reglamentarios. Por delante quedaban 30 minutos más de fútbol, aunque acabaron convirtiéndose en 30 minutos más de dominio italiano. El cuadro azulado siguió abusando del balón al mismo tiempo que se fundía la selección inglesa. Las pilas blancas estaban completamente agotadas. De todos modos, pudieron aguantar las embestidas transalpinas media hora más. Pudo acabarse todo en a falta de cinco minutos, pero Nocerino estaba en fuera de juego cuando envió el balón al fondo de las mallas.
Tocaba jugársela a todo o nada en la tanda de penaltis. Y pese a marcar Balotelli el primer lanzamiento, la eliminatoria se puso muy en contra de Italia después de que Montolivo enviara fuera el segundo remate. Se avanzó Inglaterra con la transformación de Rooney. Pero se plantó ante Hart un héroe veterano que aún no ha colgado su capa, el mítico Pirlo. Anotó un gol de esos que se llaman psicológicos, pues transformó su pena máxima al estilo Panenka, picadita y centrada. Punto de inflexión, ya que Young falló el siguiente disparo. Marcó Nocerino para Italia y otro titán se apareció para delirio de la hinchada italiana, Buffon. Esperó hasta el final a Ashley Cole y adivinó sus intenciones, destrozando a su vez toda esperanza inglesa. Sería Diamanti el que firmaría el pase a semifinales convirtiendo el último penalti, un escollo donde ya espera Alemania.
